Vuestra experiencia con el 911

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Pero mira que es bonito el condenado :930T:

 

Ya escribí algo hace unos años sobre mi primera experiencia con un Porsche en este hilo.
En aquella ocasión hablaba de un aircooled, un 911 Carrera 3.2.

Ahora lo hago con mi primera experiencia con un watercooled, un 996 Mk1.
He vuelto a sentir una sensación similar, por una parte más domésticada que el 3.2 pero no dejan de ser 300cv que dan para mucho!
El coche se nota muy compacto desde dentro, los mandos responden con precisión y pasar de las 4500 vueltas es una verdadera delicia para los sentidos. Se agarra como una lapa (en seco al menos) gira muy plano y frena con mucha mordiente. Nunca he cogido un "coche de carreras" pero este se le tiene que parecer mucho. No quiero ni pensar (por si acaso!!!) lo que tiene que ser llevar un tt.

En resumidas cuentas un 911 es un 911 ya sea water o aircooled, aunque ya no sean tan auténticos, ni huelan a aceite caliente ni tengan pedales anclados al suelo. A cambio son más cómodos, más seguros y más rápidos y además conservan una línea general de carrocería mítica.

 

La verdad que con mi 991, el sonido al arrancar es tremendo (y mas que lo cojo 2/3 veces por semana) cuando salí de comprarlo fui tranquilo y cuando cojí autovía le pegué un pequeño pisotón y la sensación fue brutal (aunque ya lo había probado en el conce unos meses antes) las dimensiones tampoco son muy grandes me acostumbré enseguida y con respecto al sonido casi siempre voy en modo escapes y sport :D:D
Como comentáis en un modelo totalmente diferente y he tenido Boxster y Cayenne.

 

Por cierto, yo probé el nuevo 991 con turbo, pero me compré el anterior (atmosférico) ¿realmente es mejor el 991 sin turbo?

 

Mi primera experiencia en el 911 fue grata con sonrisas en cada km (no lo compre en mi ciudad ) todo estupendo y con la consiguiente sensación de Rey del mundo :[angel] , lo único que no me hizo sentir cómodo al principio fue esa sensación de flotación por el resto
Solucionado o mejorado con Kit completo con barras inferiores . :idolo::idolo:

 

ummmmmm

 

Yo siempre he sabido que algún día tendría un 911. Aún guardo la maqueta de un viejo 964 que tenía en mi habitación de niño. Durante la universidad el tema de conversación recurrente con mi compañero de habitación en el colegio mayor era qué 911 nos compraríamos, que si air cooled o water cooled, que si fíjate este año los 911 en Le Mans, que si en la peli Cars de Disney salía un 996 que era una chica, qué feos los faros del 996 (cada vez me gustan más, la verdad) ...

La primera vez que me subí a un 911, ya con mi licenciatura en el bolsillo, fue en el 996 de un cliente. Yo iba encogido en el asiento trasero y no podía dejar de pensar: "qué cabrón, qué carro, cómo suena, qué bonito, cómo corre ... yo tendré uno". En ese momento aún no había probado un 911, pero ya sabía que sólo era cuestión de tiempo que me hiciera con uno.

Pasados los años, ya en mis cuarenta, y recién separado, llegó el momento. Toda una vida trabajando y ahorrando, pasé la crisis acojonado, sin atreverme a gastar un euro de más, y cuando el horizonte se comienza a aclarar mi mujer decidió irse de casa. Muy bien, a tomar por el saco, llegó el momento, mi momento, mi dinero, mi decisión. Quiero un 911 y no se hable más. Lo puedo pagar, no tengo por qué darle explicaciones a nadie de lo que hago con mi dinero, no tengo hijos ni obligaciones con terceros. Está decidido.

Un par de días buscando por internet y encontré el objeto de mi deseo: 997 carrera S, manual, azul marino e interior beige en el concesionario oficial de Porsche Barcelona. Pocos km, precio ajustado. Tiene que ser mío. Estamos a 20 de diciembre de 2015. En unos días ya tengo hechos los trámites, pagado el precio, contratado el seguro. El día 26 de diciembre me iré a por él (me hacen favor de abrirme el concesionario para mí solo porque ese día es fiesta en Barcelona). Aún no he dicho a nadie que por fin me he comprado el 911. En la comida de Navidad, en casa de mis padres en Asturias, me acerco a mi padre, ya jubilado, antiguo camionero y apasionado del motor y le pregunto; ¿Tienes algo que hacer mañana?

Me mira incrédulo.

- "Nada especial", responde.
- Pues haz la maleta que esta noche nos vamos de viaje.
- ¿A donde?"
- Ya lo verás, sólo te digo que hoy dormimos en mi casa en Madrid y mañana nos vamos en AVE a Barcelona.
- ¿A Barcelona? ¿A qué?
- A por un coche, no te digo más.

Me mi padre sonríe, y me mira picarón. - "Ya me imagino qué coche es". No le desvelo el misterio, ni a él ni a mi madre ni a nadie de mi familia. Pero él ya se lo huele.

24 horas después salimos del concesionario Porsche montados en un flamante 997, los dos sonriendo como chiquillos. Pongo el GPS, comienzo a circular por el polígono industrial dirección a la autopista y mi padre me dice: "Esto no se conduce así" -el jamás se ha subido a un deportivo antes, pero sí que sabe maniobrar un camión con 20 marchas y 18 metros, que es mucho más difícil y merece un respeto- "súbelo de vueltas que lo llevas ahogado." Le digo que espere unos kilómetros a que se caliente. Entramos en la autopista, salimos del follón de Barcelona y decido que llegó el momento. Me salgo de la autopista (no recuerdo ni dónde estaba), presiono el botón para endurecer las suspensiones y comienzo a pisarle por una carretera nacional. Primero con cautela. Pedales duros, dirección directa, tracción trasera que todavía no conozco, etc. Tanteando el toro. El motor sube de 4.000 rev y comienza aullar. Meto tercera, cuarta, Dios mío cómo corre esto. Frenazo. "Perdona Papá, me he emocionado". Pensaba que no frenaba, pero he clavado frenos sin querer. "Dale hijo, dale, no te preocupes".

Media hora después nos paramos para tomar un café y admirar la estampa del 997. El mundo ha cambiado para mí. Este es mi coche, todo lo demás son vehículos para moverme de un sitio a otro, pero esto no, esto es un coche de verdad, a este hay que pilotarlo no conducirlo. Acabamos el café y mi padre me pide las llaves. Volvemos a la autopista. Siempre he llamado a mi padre "Miss Daisy" porque lleva los coches con tanta suavidad que no notas casi ni cuando cambia de una marcha a otra, como si fueras en un Rolls Royce. Al rato tengo que recordarle que por encima de ciertas velocidades, si te pillan, puedes acabar en la cárcel. Se rie, picarón, como un niño travieso. Sé que le gusta. Está orgulloso, y yo feliz.

Ha pasado casi un año y sigo como el primer día. Para mí no hay otro coche igual. Sólo me duele la cartera de vez de en cuando, pero creo que merece la pena. Solo un propietario de otro 911 puede entenderlo.

Un saludo a todos

 

Me encanta cuando alguien consigue un deseo a base de mucho esfuerzo.

Felicidades y a disfrutarlo.

 

Estimado Topolino, me ha encantado tu historia, muy buena, entrañable, gracias por compartirla y por tu sinceridad, enhorabuena a ti y a tu padre, dale un abrazo a tu Papá y otro para ti.

 

Enhorabuena por tu sueño cumplido y por tu nueveonce.
Bonita y entrañable historia.


Saludos.

 

Bienvenido, vaya primer post, muy bueno y entrañable, pon alguna foto de tu máquina.

 

Muchas gracias por vuestros comentarios. Ahí van unas fotos de la maquina.

 

Precioso Topolino, no me extraña que disfrutara tu padre, buena compra, ahora a disfrutarla con cabeza y muchos puntos.

 

Que bonita historia, Topolino

 

Es emocionante la compra del primer porsche.Felicidades.

 

Bonita historia, disfrútalo

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Este domingo me espera lo que parece ser una bonita experiencia a lomos de un 911, y no es más que 20 kms con un 996 Carrera Cabrio, o un 997 Carrera S Coupé Mk1 (aún no se cuál de los dos).

Será la primera vez que conduzca un 911, y también la primera que haga lo propio con un Porsche en carretera abierta (llevar por los campos el 928 teniendo 13 o 14 años no cuenta:[angel])

Así que el próximo lunes, podré contaros mis sensaciones al conducir por primera vez un 911

 

Qué hilo más emotivo. Yo ya hace un tiempo que cogí el 996, así que ahora, al hacer memoria, sólo quedan los instantes más intensos.

El día siguiente a comprar el coche llegué al garaje, abrí la puerta y recuerdo cómo la luz incidía directamente sobre el capó. Parecía como que el sol también quisiese saludarlo. No me había fijado, pero cuando le da el sol, el gris metalizado adquiere tonos violáceos. Ese efecto me impidió seguir avanzando. Me quedé sentado, mirándolo. Fue sólo un rato, quizás hasta que me llegó a gustar completamente ese frontal afilado con intermitentes naranjas que ya sólo se ven en los clásicos, quizás hasta que fuese consciente de que un sueño que llevaba mucho tiempo esperando estaba ahí, para disfrutarlo.

Me levanto, me acerco. Sigo mirándolo. Curiosamente a mis cuaretenta y algún años me dice el médico que soy ambidiestro, y que si quiero puedo ir aprendiendo a escribir con la mano izquierda. Hoy se me ocurre algo mucho mejor que hacer. Cojo el mando con la zurda, abro el coche y ahora sí, el contacto queda en el sitio adecuado. Me quedo unos segundos en silencio, prestando atención como cuando empieza un concierto, y nunca mejor dicho, porque la primera vez que oyes arrancar un Porsche puede ponerte los pelos en punta.

Salgo con cuidado. La llanta del todoterreno aparcado a mi lado está a la altura de mis ojos. Me doy cuenta de lo cerquita que está el suelo. Tengo que atravesar unas cuantas calles hasta llegar a la carretera que tengo en mente. A pesar de que todos los mandos sean un poco toscos, no se conduce mal por ciudad. Me voy parando en todos los pasos de cebra. Siento algo así como los superhéroes que tienen superpoderes y se la exige un plus de responsabilidad. La gente cruza sin fijarse en el coche. En las ciudades donde hace mucho frío la gente va más cerrada en sus pensamientos. Casi lo prefiero, como le digo a mi hijo no tengo el Porsche para fardar, sino para disfrutar conduciendo.

Por fin salgo a una carretera pequeña, casi sin tráfico. Espero a salir del último pueblo del alfoz. Queda delante de mí una larga recta. Poco a poco voy apretando el pie casi hasta el fondo. La segunda marcha se me acaba enseguida. Meto tercera. Sigo con el acelerador a un poco más de 3/4. El sonido es úncio. Voy fijándome en cada nota que emite el motor desde las 4000 vueltas. Parece no agotarse. Parece cuando otros coches empiezan a sufrir, este motor se va poniendo en su sitio. Cuando paso de las 6000 cambio. En cuarta ya levanto el pie, porque he llegado al límite de velocidad de la vía. Sigo tranquilo hasta que empiecen las curvas pero ya se me ha dibujado una sonrisa en la cara.

Llego a un puertecito. A penas 200 metros de desnivel pero con curvas intensas. En la primera curva me asusto un poco. La dirección es mucho más directa de lo que me imaginaba y me quedo muy cerca del guardarraíl de esta carretera sin arcén.

No todo iba a ser bueno. No me gusta el volante. Nada. Muy grande y muy fino. Y con el escudo de Porsche grabado en el plástico que casi no se ve.
La suspensión ya acusa el paso de los kilómetros y no está en su mejor momento. Esperaba que se fuese a conducir más como un kart, pero resultaba menos dura de lo que esperaba y algo rebotona (nada que unos b8 y unos muelles Eibach rebajados no hayan arreglado).

Termino el puerto sin descansar en la concentración. Creo que he hecho un esfuerzo por tratar de sentir cada reacción del coche, cada sonido, cada cambio de marchas en el momento exacto para que no bajasen las revoluciones. Cuando llego abajo vuelvo a suavizar la marcha. Necesitaba respirar un poco de tranquilidad, pero me quedé con una sensación de haber disfrutado mucho.

Afortunadamente, esa sensación de haber disfrutado mucho, la sigo teniendo cada vez que cojo el coche.

Bueno, espero que seáis de letras, porque como seáis de números menudo tostón, lo que pasa que vienen muchas sensaciones juntas como para llenar solo un mensajito de foro.

Que disfrutéis mucho.

 

Bienvenido y a seguir disfrutándolo y en compañía de tu padre me parece excepcional , felicidades por el post , es una pasada