Track days

Bueno, aquí va mi crónica del Track Day del Jarama...

De entrada, he de decir que acojona. Literalmente. Supongo que le debe pasar a mucha gente cuando hace su primera salida al circuito, pero la verdad es que da mucho respeto al principio, y que sufres bastante.

De hecho, cuando llevaba un rato en el circuito comencé a preguntarme qué puñetas hacía yo allí, si no tenía nada mejor que hacer... Pablo, mi instructor, fue muy amable conmigo, y tuvo la educación de decirme que no lo hacía del todo mal. Un tipo compasivo, vamos, porque lo cierto es que durante un buen rato no le hice ni el menor caso: él venga a decirme lo que debía hacer, y yo, pues venga a hacer lo contrario... Cómo iba a estar pendiente de sus instrucciones si yo sólo veía curvas, subidas, bajadas y coches por todos lados a toda leche, especialmente ese endiablado 996 GT3 RS que rugía como un condenado detrás mío !!! Y aquel tipo a mi lado, diciéndome al llegar a Bugatti: "a fondo, a fondo, vamos, sin miedo..." Madre mía del amor hermoso: están todos locos, y yo, el primero !!!

A todo esto, en un momento dado, piso el freno al acercarme a LeMans y ... horror, el pedal está abajo del todo !!! Me había quedado prácticamente sin frenos, así que, totalmente espantado, terminamos esa vuelta muy despacio y entramos en boxes. En ese momento, de verdad, me hubiera ido a casa. Palabra.

Los mecánicos de la escuela estuvieron sangrando los frenos delanteros: había aire, decían, y es muy raro que un Porsche, y menos un turbo, se quede sin frenos. Mientras purgaban el circuito, yo no podía dejar de pensar en qué coj**** hubiera pasado si me quedo sin frenos al final de la recta, fregando los 220 km/h... La imagen de mi 996TT con el instructor y yo mismo dentro empotraditos contra la valla no se apartaba de mi cabeza, y al volver a salir al circuito, se advertían claramente sendas protuberancias debajo de mi barbilla. Por corbata los tenía, vamos....

No obstante, el coche aparentemente respondía, así que me tranquilicé algo, y acepté la propuesta de Pablo de ir más relajado y realizando correctamente las trazadas. Y aquí empezó la segunda parte del día, puesto que entonces comencé a pasármelo bien: Pablo, lógicamente, tenía toda la razón del mundo, y comprobé perfectamente que haciendo las cosas como corresponde, el coche responde muchos mejor, se gana velocidad en las salidas de las curvas y te sientes mucho más seguro. Aquí vino el mejor tiempo, esos 2'02"7, que todos decís -qué majetes sois- que no está nada mal.

Pero dura poco la alegría en casa del novato. Cuando ya comenzaba a ponerme en mi sitio, cuando ya sentía la aclamación del público a mi paso por la recta de tribuna, advertí que el rendimiento de los frenos comenzaba nuevamente a disminuir. Mi gozo en un pozo, y el turbito, de nuevo parado en boxes, a revisar nuevamente los frenos. Esta vez, los amables mecánicos de la Escuela purgaron los frenos delanteros y traseros, y me indicaron que el problema estaba en el líquido, que salía muy caliente, probablemente debido a su deterioro por antigüedad. Y yo pensando: vaya por dónde ! Al parecer, el líquido de frenos es como el yogur y yo sin enterarme. Seré pardillo ???!!!

Bueno, despúes de la pausa de la comida -que, como la explotación de fincas agrícolas, fue "manifiestamente mejorable"...- volvimos al circuito, donde olvidé nuevamente las instrucciones de Pablo. Afortunadamente, él fue paciente y comprensivo, y poco a poco, fuimos recuperando los buenos hábitos. En ese momento, vuelvo a notar una cierta fatiga en los frenos, así como advierto claramente un ruido de rodadura más y más persistente. La Virgen: me he cargado algún neumático !! - pensé yo. Pero no, sólo eran restos de las gomas de todo el mundo, que se estaban enganchando a las mías...
En ese punto, entre los frenos, la goma, el calor y el cansancio mental, dije basta, ya tengo suficiente por hoy. Y, con el permiso y la aprobación de Pablo, me dediqué a dar unas cuantas vueltas a velocidad de camello -creo que me dobló hasta el Hunday- realizando las trazadas correctamente para memorizarlas y sacar algo de provecho para mi próxima vez.

...porque, efectivamente: habrá una próxima vez. Lo cierto es que, a pesar de todo, me gustó, y mucho, y creo que con la ayuda de los instructores, el coche y sus frenos en condiciones, el viento a favor y unas rogativas a San Canuto, quizá en el futuro pueda optar a ingresar en el selectísimo club de los 2 minutos, que eso debe ser la leche.

Aquí van unas fotos, para conocimiento general.

S2.