Etimados Porchistas, Mi 911 964 estuvo fuera bajo una tormenta de agua por la noche, cuando por la mañana abrí la puerta todo perfecto excepto que cuando abrí el contácto salio un chorrito pequeñito de agua por debajo de la guantera y mojo un poquito la alfombra. Sabe alguien si eso es normal, también es verdad que no paró de llover fuerte en toda la noche por los menos ciento y tanto litros por metro cuadrado, a alguien le ha pasado esto:[question] :[question] agradezco sus comentarios:[applause] :[applause]
Estanqueidad No tengo experiencia con tu modelo pero uno de mis 944 turbo , en una fuerte tormenta le entraba agua, que caía encima de la alfombra del conductor.:(
Puede que esté mal la junta del parabrisas por las esquinas. Comprueba si hay rastros blancos de agua y si es eso y te hace falta yo tengo una nueva a estrenar, me mandas un mp. Saludos
calle Yo lo que no entiendo es como pudiste dejar en la calle a la interperie un Porsche 964. de veras que alucino. saludos.:eek:
Pero vamos, ni Porsche ni cualquier otro coche, no debería entrar agua, digo yo. Tiene que ser lo que te dicen de las juntas, supongo...
Tormenta en la R3 En junio del año pasado regresaba de Madrid a Alicante en mi primer viaje con mi lagarto. El tiempo era un tanto irregular, pero no hacía sospechar lo que se avecinaba. A la salida de la R3 sufrí la tromba de granizo más brutal que he visto en mi vida, con una ventisca que lanzaba bolas de hielo del tamaño de un puño a la velocidad de las balas. Como todo el mundo, paré en el arcén de la autovía –era imposible rodar- esperé a que aliviara un poco la situación durante 6 ó 7 minutos que me parecieron una eternidad: cada bolazo que recibía el coche era como si me pegara a mí. Incluso llegué a temer por la integridad del parabrisas. Salí de la autovía en la primera área, con el cielo casi despejado. Bajo el parking había una pareja mirando desconsolados su Ford Orion. Habían estado aparcados durante la tormenta 3 ó 4 coches por delante de mí. La chica estaba llorando. Desde mi coche ví la chapa del Ford literalmente llena de martillazos. Salté fuera del coche con el corazón en un puño: apenas una mínima señal en el capó, una mínima abolladura que resultaba difícil de distinguir. El Cayman se portó.