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Viaje a Italia: De Maranello a Florencia y alguna cosa más

Tema en 'Viajes racing' comenzado por Aristharcus, 27/9/13.

  1. buey103

    buey103 Senior

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    Me sigue encantando la redacción del viaje (es una guia cultural y gastronómica) y las fotografías (eso de tirar en el instante decisivo y ese gran angular espectacular que todo lo transforma....).
     
  2. cesarsim

    cesarsim Soloporschista

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    Magnífico, muchas gracias. Me hace recordar viejos tiempos. Antes del verano tengo que repetir. Aprovecho que la mayor anda de orgasmus por ahí y nos vamos a dar una vuelta por el N. Gracias de nuevo.
     
  3. Aristharcus

    Aristharcus Soloporschista

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    Preparando otra entrega a toda máquina!

    Esta muy muy mal que yo lo diga, pero hace ya veinte años que funcionamos casi como una agencia de viajes para esto de salir por ahí. Por lo general empezamos a preparar el viaje largo de vacaciones unos cuatro meses antes de salir. En otras palabras, empezamos a disfrutar cuatro meses antes de empezar :conduciendo:

    Por cierto, no estaría mal montar una excursión hasta Francia. No hace falta meterse 1000 km. Se puede armar algo guapo preparándolo con tiempo :Thumb:

    Los grandes angulares son una ayuda tremenda para la toma de instantáneas. Muchas veces se piensa que lo mejor es usar un teleobjetivo y disparar cómodamente a distancia. Esto es lo peor que se puede hacer ya que la gente aparece como captada por un paparazzi, como espiada. No me gusta nada ese estilo. Lo mejor es un gran angular y arrimase, como en los toros. Esa si es la verdadera fotografía de instantánea. Y si no es un gran angular, mejor aún el clásico de 50mm :)

    Gracias César. A ver si organizamos unos desayunos de sábado o domingo y hacemos una tertulia entre varios. Ya tengo ideas :D

    Y tengo ganas de volver a ver al Dragón de Maranello :drooling
     
  4. cesarsim

    cesarsim Soloporschista

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    Gracias César. A ver si organizamos unos desayunos de sábado o domingo y hacemos una tertulia entre varios. Ya tengo ideas :D

    Y tengo ganas de volver a ver al Dragón de Maranello :drooling[/QUOTE]

    Cuando quieras, podemos dar un paseo y ponernos ciegos de churros. Un abrazo.
     
  5. Aristharcus

    Aristharcus Soloporschista

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    Ya estoy empezando a mover la idea, ya te contaré cuando esté algo más avanzada.

    Los churros los pago yo :Thumb:

    Un abrazo :beer:
     
  6. Aristharcus

    Aristharcus Soloporschista

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    Martes 17 de Septiembre: Bajo el sol de la Toscana

    Llevamos ya once días desde que salimos de casa. Hemos pasado el ecuador del viaje programado y en la agenda para hoy tenemos un día con un perfil relativamente suave. Las palizas de todos estos días, acumulativas, se van notando y el cuerpo pide levantar un poco el diapasón.

    Desayunamos opíparamente en la habitación después de pasar el frío habitual en la ducha. La presión del agua no es muy fuerte, así que no puede uno compensar el fresquito que hace en el baño con un buen chorretón de agua humeante a modo de calefacción. Por lo demás el día amanece completamente nublado y salimos a la calle con catorce grados.

    Mejor dicho, salimos al jardín. Hoy le toca al C6 trabajar un poco y enfrentarse a las carreteras de la Toscana. Concretamente lo que tenemos preparado para hoy es explorar la región del Chianti, donde se produce el famoso vino. Para orientarnos, sencillamente le decimos al navegador que nos lleve al pueblecito de Strada in Chianti y el coche ya se encarga de sacarnos de Florencia en dirección sur. Según vamos saliendo de la ciudad dejamos avenidas y calles para pasar primero a calles estrechas de zonas residenciales y hacer seguidamente una transición del ambiente urbano al rural.

    El navegador nos mete pronto en la carretera SR222. Os paso el nombre exacto de la carretera ya que a cada kilómetro que pasa y que nos alejamos de Florencia se va haciendo mas “Toscana”, más disfrutable y más Porschera. Empieza siendo relativamente estrecha y con tráfico medio hasta llegar hasta Strada in Chianti. Mejora a partir de aquí y cuando llegamos a la altura del pueblecito de Chiocchio ya nos sentimos completamente integrados en la Toscana.

    Seguramente tengáis en la cabeza un paisaje idílico, tal vez bajo la influencia de películas como “Bajo el sol de la Toscana”. Las formas del paisaje son, obviamente, como han de ser, pero el tiempo no. Sigue completamente nublado y no hay contraste en el paisaje. La idea era ir parando aquí y allá e ir haciendo fotos de paisaje, pero ni saco la cámara del coche. Se que cualquier foto bajo estas condiciones de luz quedaría completamente sosa. Además hace desagradable y en el coche hemos tenido que poner un poco la calefacción. En cualquier caso, y antes de que se me olvide, aquí va el tráiler de la película mencionada. De acuerdo, es un tanto romanticona, pero es muy agradable de ver. Absolutamente recomendable para una tarde de fin de semana en pareja y con tiempo invernado que pronto tendremos, acompañada de una botellita de champagne:



    Respecto al paisaje idílico, o mejor dicho, a la ausencia de, también es verdad que estamos muy mal acostumbrados debido a las excelencias del paisaje asturiano, el cual, por cierto, también pierde lo suyo en los días grises, aunque curiosamente mejora estéticamente cuando llueve y se convierte en excepcional los días, no muchos, de sol en primavera.

    Pasamos Greve in Chianti y más tarde Panzano in Chianti. Hay por la carretera bastante ambiente de coches extranjeros, todos explorando la zona como nosotros. En ese momento nos damos cuenta del paralelismo turístico que tiene esta zona con la de los pueblecitos vinícolas de la Alsacia, con su famoso Riesling: Todo el mundo parando en los pueblos, todo el mundo comprando vino y todo el mundo ocupando las plazas de aparcamiento, de forma que al final te encuentras que vas pasando pueblo tras pueblo y todavía no has parado en ninguno.

    Va pasando la mañana y seguimos subiendo y bajando suaves lomas por las que se desliza la carretera. Mejora un poco el tiempo y va a apeteciendo parar a tomar un aperitivo. A la altura de Pietrafitta nos encontramos, medio escondido a la izquierda de la carretera, lo que parece ser un bar rural. Miramos con detenimiento y leemos su nombre: “Nuvolari”. En este momento nos parece algo así como un “segno divino” y no clavamos las ruedas en el asfalto por el ABS, si se me permite la exageración.

    La primera imagen, una vez aparcados, es esta:

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    Nos sentamos en la terraza y pedimos un par de zumos de naranja asustados, como es costumbre, con dos gotas de vodka. El camarero nos los trae “presto”:

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    Sale el sol. Coime, que bien se está aquí, que tranquilidad. Nos ponemos las gafas de sol compradas en Maranello. Llega más gente. Esto ya se va pareciendo un poco a la experiencia de “Bajo el sol de la Toscana”:

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    Fíjate que me parece que vamos a comer aquí …, total, prisa no tenemos ninguna y este holgazanear en el Nuvolari nos está prestando muchísimo (traducción de “prestar”: verbo en bable que significa dar mucha satisfacción, placer), así que encargamos un par de ensaladas, algo previo de picoteo y como no, los tiramisú pertinentes a los cuales estoy cogiendo afición:

    [​IMG]

    para beber, dos copas de vino. Una de chianti y otra de tinto “fressante” para mi, que desde la cata en Bolonia ya no quiero otro en Italia. Pedimos dos copas solamente, ya que somos de poco beber, pero el camarero lo compensa sirviéndonos dos copones como dos soles. “L’Italia che vince” reza el mantel de cartulina que nos pone. Pues eso, a brindar por ello y por los manteles extra que pedimos como souvenir y que nos llevaremos al marchar.

    La comida, excelente. Pedimos un café y a seguir holgazaneando hasta hartarnos, hasta que llega un momento en que volvemos a ser conscientes de que el tiempo es oro y que tal vez deberíamos hacer algo mas en este día de medio descanso que nos estamos pegando. Antes de marcharnos, y teniendo en cuenta que Il Nuvolari es también un establecimiento de venta de vinos, decidimos hacer acopio. Unas botellas de Chianti por aquí y otras cuantas, faltaría más, de vino fressante. Todas ellas pasarán al suelo de los asientos traseros del C6 bien empacadas en sus cajas. A partir de entonces llevaremos la bodega a bordo hasta la vuelta a casa. En el maletero no hay sitio para más.

    Hablamos con el camarero un rato y al ver que la decoración del establecimiento abunda en motivos automovilísticos pasamos a hablar de coches y rutas. Enseguida me dice orgulloso:

    “Ah, es que por aquí pasa la Mille Miglia”

    Menuda intuición la que estamos desarrollando. Ya nos parecía que este sitio tenía un algo especial, un alma que parece sabemos olfatear adecuadamente. Con pereza y un punto de pena abandonamos el Nuvolari. Os dejo referencia de este sitio tan recomendable.

    Seguimos avanzando por la SR222, dejándonos mecer por sus curvas. Dios, lo que estoy echando hoy de menos el 968. Salvo unas nubes aisladas aquí y allá el sol domina ya el cielo y el placer de rodar se hace superlativo. Ya sabéis lo que es rodar con buen tiempo por una buena carretera con curvas en buen estado pero es que ahora no nos preocupa el reloj y encima estamos de vacaciones. Se puede pedir más?

    En fin, por aquello de que no pase un día sin aquello de conocer algún pueblo o sitio significativo nos dirigimos ahora hacia San Gimignano, un pueblo toscano de origen medieval cuya singularidad más atractiva es la existencia de una especie de creación arquitectónica que podríamos denominar “rascacielos medievales”, un conjunto de torres construidas por las familas medievales con posibles, de modo que la altura de cada torre simbolizaba, en forma competitiva, la fortaleza económica de cada una de ellas, a la vez que servía como observatorio que permite ver el horizonte a bastantes kilómetros de distancia, ya que por si la altura de las torres no fuera suficiente, San Gimignano, al igual que otros muchos pueblos toscanos, se encuentra en lo alto de una loma. Es este un detalle de extrema importancia como veremos inmediatamente.

    El coche hay que dejarlo en uno de los parkings externos al pueblo. Son aproximadamente las seis de la tarde y vamos en peregrinación de uno a otro buscando una plaza libre. Al fin un cartel luminoso señala la disponibilidad de una plaza libre en uno de ellos y nos vamos con decisión hasta allá. Aparcamos y vemos desde fuera las famosas torres del pueblo, las cuales alcanzan, y algunas sobrepasan, los 50 metros de altura. Estamos hablando, a ojo de buen cubero, del equivalente a edificios actuales de 18 plantas, y teniendo en cuenta la esbeltez de las construcciones, la impresión es de que son aún más altas.

    El parking está como a algo menos de un kilómetro de la puerta más cercana de la ciudad. El tiempo cambia un poco y se levanta una leve brisa. Bueno, dejando la estética de la prosa a un lado lo que se levanta realmente es un viento frío de narices. De vuelta al jersey, que a estas alturas ya sabéis que es una prenda que va y viene con frecuencia. Llegamos a la puerta y enfilamos una de sus calles principales. Al fondo se deja adivinar uno de los “rascacielos” del pueblo:

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    Empezamos a subir por la calle. El pueblo, como acabamos de decir dos párrafos atrás, está en una loma. Seguimos subiendo y lo que me viene a la mente es la montaña del Angliru y sus rampas desafiantes. Subimos y subimos. Las fotos no hacen justicia, pero se trata de una rampa sin descanso. En plena subida reparamos en un museo que llama la atención del visitante:

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    Aprovecho para un inciso: Recuerdo una exposición en el año 93 en Córdoba sobre la tortura medieval y la inquisición. Todos los turistas extranjeros entraban con cara expectante, como pensando “a ver que animaladas hacían estos Españoles”, solo para descubrir que las “mejores” experiencias en el arte de la tortura se inventaban y aplicaban en el centro de Europa, especialmente en lo que hoy es Alemania y Este de la actual Francia. Como dice Galbraith en su obra “El Dinero”, pocos pueblos como España cantan tan bien sus desgracias y debilidades.

    Seguimos subiendo la colina y aprovecho para tomar una instantánea. Lo importante es la gente, no los sitios. Me lo pide el cuerpo:

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    Otros cuantos metros más arriba veo otra instantánea, muy diferente a la anterior, donde el personaje parece complementar la mampostería del edificio de detrás:

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    Las texturas del edificio me parecen realmente atractivas. Os pido disculpas por otra foto, esta con todo el tiempo del mundo para tomarla:

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    Encuentro una callejuela orientada hacia el Oeste: en esta hay que medir bien la luz con la cámara y tener el timing para componer bien las figuras humanas:

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    Seguimos subiendo, como no. La cosa se empina más. Esto se parece a la “Cueña les cabres”, la cuesta más dura del Angliru, con su 23,5%. No dura mucho pero es un tramo exigente, como dicen los ciclistas. Para mayor “delicia” se trata de una superficie que se inclina tanto en sentido ascendente como lateral:

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    Unos pocos metros más y llegamos arriba del todo, a la Piazza Cisterna. Hemos tomado la loma:

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    Vale, hemos llegado hasta arriba. Ahora qué? Esta situación me recuerda a mis tiempos de chaval, cuando estaba en la Uni. Varios amigos, verdaderos amantes de la montaña, pertenecían al GUM, el Grupo Universitario de Montaña, los cuales terminaron liándome para subir al Pico Urbión un sábado de primeros de Mayo del 79 (si he de ser sincero lo que me lió a la aventura eran unas faldas, pero no hablaré de eso ahora). Tras varias horas de subir entre nieve llegamos a la cima, a 2300 metros de altura. Allí estaba yo con unas botas de soldado prestadas, unos vaqueros, una camiseta y poco más. El piolet era compartido. Uno para doce personas. Tiendas Decathlon? Que sería eso. Eché un “Ducados” tumbado en la cima y a la media hora para abajo. Nunca volví a la montaña. Eso si, las faldas las conseguí, ejem.

    Con San Gimignano, algo parecido. Ahora qué? Pues lo mismo, a bajar. Los primeros metros son los peores, y no los puedes afrontar por la línea de máxima pendiente de la cuesta, sino que tienes que bajar en zig-zag, y con cuidadín. Ya no tengo 19 años pero la prudencia ha mejorado mucho y enseguida estamos en una cuesta abajo más humana. Seguimos bajando y nos encontramos con una tienda de ultramarinos: Qué tal si compramos algo y nos hacemos una cena picnic en el jardín del hotel? Dicho y hecho. Compramos pizza al taglio (pizza de grandes dimensiones troceada para que uno se lleve lo que quiera), algo de queso, fruta y un par de yogurts. Con eso habrá suficiente.

    El camino de vuelta lo hacemos por autovía. Solemos quejarnos de las autovías Españolas, pero esta es infernal. Los baches son continuos y la suspensión hidroneumática del C6 casi no puede con ella. No hace falta decir más. Llegamos al hotel ya casi sin la ayuda del navi y damos buena cuenta de lo que hemos aprovisionado. Pasamos las fotos de hoy al ordenador, vemos un poco la tele y a acostarnos pronto, que mañana nos vamos de museos en Florencia.
     
    Última modificación por un moderador: 28/8/17
  7. Rickyhomer

    Rickyhomer Experto F1 documentalista

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    [​IMG]

    !Y no me has traído ni un miserable posa vasos del bar! :[blah] ... !pronto! date por "asustado" :p ... te leo :beer:
     
  8. Aristharcus

    Aristharcus Soloporschista

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    No te preocupes. Siempre podremos buscar un bar por la Selva Negra llamado "Il Efebo" :Smiling Face With Open Mouth::Smiling Face With Open Mouth::Smiling Face With Open Mouth:
     
  9. porsche911

    porsche911 Soloporschista

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    Eso tu, yo lo aparque en la plaza del pueblo y me di una vuelta por sus callejuelas:Rolling On The Floor Laughing::Rolling On The Floor Laughing::Rolling On The Floor Laughing::Rolling On The Floor Laughing:

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    [​IMG]

    :amiguitos:
     
  10. Aristharcus

    Aristharcus Soloporschista

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    Ah, pero eso no vale. Con ese "casiseiscientos" es como tener bula papal :Rolling On The Floor Laughing:

    Bellisima machina :amiguitos:
     
  11. ATM

    ATM Soloporschista

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    Porsche911 y Aristharcus, impresionantes vuestras fotografías, tenéis que enseñarnos a mejorar a los no instruidos en el mundo de la fotografía, que muchos estamos muy muy verdes o no tenemos ni idea :cabezazo:

    Gran relato, yo tuve la oportunidad de ir a Florencia un par de días y me pareció preciosa, da gusto ver aunque sea en fotos los lugares por los que pasé hace tiempo.

    Seguiré atento al hilo :Popcorn:
     
  12. porsche911

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    "casiseiscientos" de nombre porque de cavallini los revasaba:D:D

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    Fotografo maestro Aristharcus:[applause] porque las mías eran del fotógrafo "oficial" del viaje.

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    Aunque la foto del "Porchetta di Montepulciano" no me quedo mal, menudo bocata me metí para coger fuerzas y poder seguir dominando al "casiseiscientos" :Rolling On The Floor Laughing:

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    Seguimos atentos a tu relato Aristharcus :idolo:
     
  13. Aristharcus

    Aristharcus Soloporschista

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    Se me está pasando por la cabeza crear un Blog sobre fotografía "al mío stilo", ya veremos. Tal vez sea hasta divertido :Thumb:

    Aparte de las prestaciones de los Ferrari, estos coches tienen un plus que no es otro que el artístico. No solo el diseño exterior. Esa foto que pones es un ejemplo: la estética del V12 es arrebatadora :idolo:

    Qué tal la experiencia con el "casiseiscientos"? A mi la arquitectura de motor delantero y configuración transaxle me parece de un equilibrio soberbio. En algunos casos la encuentro incluso más noble que la de motor central.
     
  14. porsche911

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    La verdad es que la experiencia en "el lado oscuro" me cambio todos los esquemas, un porschista declarado como yo en cafeteras rojas:[blah], pero a partir de ahi ya nada es igual, ahora ya hasta colecciono Ferraris a escala:D. El 599 es simplemente espactacular, señorial, elegante, es un coche para viajar con el hasta el fin del mundo, a los 5 minutos te has hecho con el, me sorprendio su nobleza, claro que con sus controles activados, el modo racing lo teniamos capado. Una tarde se lo cambie a un compañero de viaje por su F430 y a los 10 minutos ya me habia arrepentido, supongo que tambien es una cuestion de edad, supongo que hace 20 años no lo hubiera hecho. Y ya no te cuento cuando me di una vuelta con un Scuderia!! Eso considero que ya es solo un coche para circuito, era el que tenia reservado para rodar unas vueltas en Fiorano, pero se suspendio por una buena tormenta:[blah] y no se fiaban de nosotros:Rolling On The Floor Laughing:.

    Saludos
     
  15. Aristharcus

    Aristharcus Soloporschista

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    Te comprendo perfectísimamente. Y el tema de la edad tiene su importancia: Mientras que antes uno disfrutaba "a piacere" de las hormonas en ebullición ahora la experiencia rinde con mas arte y aprecia el pedigrí de los grandes motores sin perder de vista una cierta comodidad.

    Y me has dado una idea sobre Ferraris a escala: Una pequeña colección de los V12 delanteros no estaría nada nada mal :D

    Por cierto, esta noche subo capítulo nuevo del viaje :conduciendo:
     
  16. Aristharcus

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    Miércoles 18 de Septiembre: Museos

    Tras la experiencia de ayer serpenteando con el coche por las carreteras toscanas toca hoy en nuestro plan de viaje una visita a dos museos. El primero es el más importante de Florencia, el que se lleva toda la fama, la Galería de los Uffizi. El segundo pasa mucho más desapercibido: el Museo Galileo o Museo de la Ciencia de Florencia. Finalizaremos el día visitando la Basílica de la Santa Croce. Todo esto es lo que hay en la agenda. El que todo se cumpla al cien por cien no tiene porqué suceder siempre.

    Como las colas en Italia para ver monumentos son bastante pesadas, habíamos contactado con las chicas de Villa Antea una vez hecha la reserva de la habitación un mes antes de nuestra visita para que nos hicieran una pre-reserva de entrada al museo. Diletta se encargó pues de llamar a los Uffizi y ya por e-mail nos dio los datos para entrar: el 18 de Septiembre a las 11:30. Esta pre-reserva, con un número asignado, hace que el precio de entrada suba unos cuatro o cinco euros por persona –no recuerdo la cifra exacta- pero sobre todo te evita teóricamente la cola.

    Como ya es costumbre, corremos la banda por la fría ducha (le estamos hasta cogiendo el punto) y desayunamos fuerte. Diletta nos llama un taxi y nos enfilamos hacia el museo. Esta vez hago fotos desde el interior del taxi para captar el ambiente de la mattina florentina:

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    Por cierto, todos los taxis en Florencia llevan cámara de video de seguridad, la cual graba constantemente a los clientes. Se ve fácilmente en el interior de los taxis un cartel que te informa de que por la seguridad de todos, estás siendo grabado. No se si esto está implementado en Madrid o en Barcelona, pero en Asturias los taxistas no lo tienen. Me llama la atención el asunto y le pregunto al taxista donde tiene situada la cámara. Me lo dice. Es pequeña y está muy bien emplazada. Levanto una mano, la agito, sonrio y digo “Ciao”. A reírnos todos en el taxi. Por cierto, la expresión italiana “ciao” vale tanto para decir “hola” como para decir “adiós”, aunque suele usarse en tono informal, cuando ya existe una cierta confianza. Para decir adiós formalmente se utiliza mas bien el conocido “arrivederci”. Para decir “hola” en tono muy formal todavía se utiliza el “salve”. Yo utilizo el “ciao” para todo el mundo. Descubro que en boca de un extranjero suena simpático y nunca se toma como una falta de respeto.

    El taxi nos deja sobre las once menos cuarto a pie de los Uffizi. Mejor adelantarse que atrasarse. Como referencia, basta decir que en los meses de Julio las colas pueden llegar a ser de cinco horas, pero nosotros, con nuestra pre-reserva, nos sentimos confiados.
    Nos acercamos a la cola de la pre-reserva para enseguida darnos cuenta que ante la falta de información y de carteles en esta cola estamos pre-reservistas y turistas sin reserva. Unos tenemos una especie de ticket con el número, otros tienen un e-mail sacado por impresora en la mano con el número, los despistados no tienen nada, pero hacen cola felizmente. Es lo bueno de la ignorancia, te hace sentir feliz siempre.

    Llegamos a cabeza de cola a las 11:25. Vemos al funcionario de turno y aunque estamos a solo un metro y tenemos delante a solo una persona nos damos cuenta de que tenemos que esperar cinco minutos más. Los esperamos. El funcionario nos comprueba el número y nos manda a otra cola, que debe de ser la de los que han aprobado la pre-reserva. La otra cola, por cierto, está en el otro extremo de los Uffizi. Nos ponemos en ella y descubrimos con horror que no existe mucha diferencia con la cola estándar de los que no han hecho pre-reserva. Hay gente, que harta, está sentada al lado de la cola:

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    Después de media hora de cola entramos al espacio que podríamos llamar de “recepción”. Allí sacamos la entrada para descubrir que con la entrada hay que ir a otra puerta con otra cola. Esta es más pequeña pero a estas alturas se nos hace eterna. Entramos y pasamos como corderitos por un arco de seguridad. La cámara pita, como siempre. Paso sin ella y no pito. Ahora hay que hacer otra pequeña cola. Animo que nos queda poco … estamos dentro.

    No hemos entrado todavía a la primera sala del museo y ya estamos de un cierto mal humor. Para esto hemos pagado ese extra de la pre-reserva? Descubrimos con unas pocas miradas que los funcionarios italianos tienen parecido comportamiento y actitud que los españoles. Por cierto, el interior del museo, el cual está de reformas, tiene un cierto aspecto sucio. Además huele mal, huele a alcantarilla, a Arno puro. Hay gente sudando copiosamente del calor y de la humedad, pero no es un olor a sudor lo que impregna el ambiente, es olor a desidia. Es olor a empresa estatal rancia.

    Encima está prohibido hacer fotos. No fotos con flash, no, está prohibido cualquier tipo de fotos. Esto si que no lo comprendo: que se me diga que la luz de flash tiene cierta parte de radiación ultravioleta que puede llegar a dañar los cuadros … bueno, hasta puede tener medio pase, pero lo de una prohibición total … Señores, en el Louvre se pueden hacer fotos, en el Orsay también, en la Orangerie también, y en el Pompidou. No sean ignorantes y pueblerinos que todo el resto del país lo está haciendo muy bien, hombre. Además al que hace fotos se le afea la conducta: el funcionario que descubre tal afrenta toca airadamente una campana y todo el mundo mira al fotógrafo que ha sido pillado in-fraganti como si fuera un apestado. Como rata de Arno.

    En peores plazas he toreado. Toca utilizar técnicas de disimulo fotográfico. Ellos tienen años de experiencia tocando la campana y yo años de experiencia tomando instantáneas. Corredor Este de los Uffizi:

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    Retrato de los Condes de Urbino, de Piero de la Francesca:

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    Esta pareja de cuadros siempre me ha gustado mucho. Como se puede apreciar, es una pareja de cuadros bastante pequeños, donde la altura no llega al medio metro. Siempre me ha llamado la atención la geometría de la estructura compositiva y la cara del duque. Me acerco bastante a los cuadros y me centro en pequeños detalles. Tras unos pocos minutos me doy cuenta que el autor pintó primero a la duquesa y después al duque. No os voy a contar en qué me fijé, pero comento mi análisis a mi mujer con un cierto orgullo. Aunque lleves más de veinte años casado siempre está bien compartir descubrimientos. A las mujeres estas cosas les encanta. Lo escribo porque se que me lee.

    Dos obras maestras de Boticelli. La primera, el nacimiento de Venus:

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    La segunda, la famosa “Primavera”:

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    Boticelli pintó estas dos obras, probablemente sus dos cuadros más conocidos, en el transcurso de tres años, cuando el artista estaba cerca de cumplir los cuarenta años. Se suele decir que el mejor rendimiento profesional de una persona está entre los 35 y los 40 años. Hoy en día quiero creer que el intervalo se ha estirado por arriba, pero no hay duda que en los 40 es donde mayor “par-motor” tiene uno, aunque las curvas de par-motor suelen diferir mucho entre persona y persona.

    Sigamos adelante. No podemos olvidar una de las joyas de los Uffizi, la “Anunciación”, de Leonardo:

    [​IMG]

    Leonardo da Vinci pintó este cuadro al alimón con su maestro Andrea Verrocchio, cosa que por entonces era bastante habitual. Nos llama mucho la atención el fondo, el cual de alguna forma nos recuerda al de la famosa Gioconda. De acuerdo que son diferentes, pero existe un algo común que nos hace comentar, truculentos nosotros, que tal vez Leonardo tuviera un negro que le pintaba fondo tras fondo. Por cierto, en una anterior entrega os comentaba sobre una fotografía tomada desde una tienda del Ponte Vecchio:

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    Ya se que hay que echarle un poco de imaginación, pero, ¿no veis un algo común en el alejamiento del fondo? Ese “distanciamiento atmosférico” se empleó por primera vez en la pintura del Renacimiento. En la foto desde el Ponte Vecchio salió por casualidad, tengo que reconocerlo.

    El cuadro de la Anunciación muestra una perspectiva bastante simple (al igual que ocurre con el Retrato de los Urbino), pero aún así, esta pintura de Leonardo supone un salto cuántico con la pintura de otros artistas menos genios de su generación, cuyos cuadros, en comparación, parecen toscos y de técnica poco refinada.

    Este es el aspecto del corredor sur:

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    Desde el cual es puede apreciar esta vista (ya, no me digáis nada de la grúa, por favor):

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    Y también esta otra, mirando en dirección Oeste:

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    en esta se puede apreciar perfectamente el corredor Vasariano que como ya hemos dicho anteriormente, va desde el Palacio Vecchio al Palacio Pitti. En la imagen se ve el tejado del corredor, el cual permite ver como va trazando su recorrido hacia el Puente Vecchio y se apoya sobre él para meterse en la otra margen del río.

    Aquí está el corredor Oeste:

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    Una vista del Palacio Vecchio tomada desde la terraza de la cafetería del Museo. La cafetería no es una cosa del otro mundo. Dan también comidas, pero para eso tenemos ideas mejores. La vista:

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    Abandonamos los Uffizi y nada más salir nos encontramos con esta perspectiva:

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    Resumen de la visita al Museo: ¿Se trata de un indispensable en una visita a Florencia? Pues depende de la duración del viaje: Si solo se va a estar un día o incluso dos, en mi opinión no merece la pena. Entre colas y visita se va la mañana entera. Si el visitante es un enamorado de la pintura italiana renacentista, entonces su visita es obligada. También puede merecer la pena si, como es nuestro caso, se dispone de varios días de estancia en Florencia. Personalmente los Uffizi me han gustado, pero necesitan pulir muchas cosas para dar una experiencia de gran satisfacción al visitante, la cual es de esperar en un museo de tal fama. Abandonamos pues este museo con un sabor un tanto agridulce.

    Ya que estamos otra vez en la Piazza Signoria miramos a ver si hay sitio de nuevo en la terraza del Orcagna, pero como está a rebosar me doy cuenta que en el Rivoire hay una terraza cubierta con alguna que otra mesa vacía. El Rivoire es uno de los cafés más representativos de Florencia. El lunes tenía cerrado por descanso pero hoy voy a poder volver a visitarlo. Curiosamente hace once años no tenía esta enorme terraza cubierta, tan solo una terraza sencilla, con unas pocas mesas. Rescato de mi archivo fotográfico una foto del ambiente del Rivoire del 2002:

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    Y estas las actuales. El tiempo no pasa por este café:

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    Una vista general del interior:

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    La barra:

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    Y la caja:

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    Lo clásico en Italia es que la cuenta se pague al cajero, no a ninguno de los camareros, aunque esto es algo que creo es una costumbre a extinguir. Por cierto, en muchas guías se dice que en Italia no suelen aceptarse las tarjetas de crédito. Mito absolutamente falso. No hemos tenido ningún problema en este aspecto en todo el viaje. Ah, antes de que se me olvide, la lasagna del Rivoire está buenísima. No llega a la altura de la disfrutada en el restaurante del Terzo Crotto, pero es también de sobresaliente. El tiramisú también, claro.

    Tras una cafetito volvemos al edificio de los Uffizi ya que el Museo de la Ciencia se encuentra saliendo al Arno, a la izquierda, prácticamente en el mismo edificio. El edificio que lo acoge es clásico, pero el ambiente del museo es radicalmente diferente. En primer lugar no hay grupos de turistas guiados por alguien con un banderín en la mano. Los grupos son un verdadero incordio: bulliciosos, atravesados, pesados, lentos. En el 2002 apenas había grupos, ahora son multitud. En segundo lugar en el Museo de la Ciencia no hay Chinos, ni Rusos. Están comprando collares de oro en el Ponte Vecchio. Otra multitud que nos quitamos.

    Ya en recepción nos damos cuenta de que el personal es mucho más amable, sonriente y cercano. “Se puede hacer fotos?”, “las que ustedes quieran”. Esto ya es otra cosa.

    Veamos fotos. Este es uno de los mayores telescopios de los construidos por Galileo:

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    Todos los telescopios que fabricó fueron telescopios refractores, es decir basados en lentes. No sería hasta la llegada de Newton en la que aparecerían los telescopios reflectores, basados en espejos de forma esférica primero y parabólica después. El gran problema de los telescopios refractores ha sido siempre la aberración cromática, la cual ha ido corrigiéndose con el paso de los años hasta llegar hoy en día a los refractores apocromáticos.

    Es necesario decir que Galileo no fue el inventor del telescopio. Su autoría original es desconocida, pero se sabe que tuvo lugar en los Países Bajos. A Galileo le llegó la descripción del instrumento y pronto se las arregló para crear su primer modelo. Ahora bien, lo que si hizo Galileo por primera vez en la historia de la humanidad fue apuntar su telescopio hacia los cielos. Esto cambiaría el mundo.

    En aquella época la Tierra era el centro del universo y todo giraba en torno a ella. La teoría cosmológica de Ptolomeo llevaba reinando mas de mil años. Importaba poco que Aristarco de Samos hubiera dicho que el la Tierra giraba en torno al Sol varios siglos antes de Ptolomeo (mas o menos de aquí viene mi “Nick” en el foro: “El que tiene razón pero al que poco se escucha”). En fin, la teoría oficial era la geocéntrica y era la constituida en dogma por la Iglesia Católica. Además, los objetos celestes eran puros y tanto el sol como la luna eran esferas perfectas.

    Lo que observó Galileo fue que esas esferas no eran tan perfectas: El sol tenía manchas, las cuales aparecían, desaparecían y solían girar en periodos de casi un mes. La Luna tenía como montañas y cráteres, y Jupiter … caray con Jupiter: Resulta que tenía cuatro puntos luminosos que se iban moviendo día a día, de tal forma que no cabía otra explicación que se tratase de lunas orbitando al planeta gigante. Dos enormes problemas, pues: Los objetos celestes no son esferas perfectas y no todo orbita alrededor de la Tierra. Tendría Aristarco razón? Tendría Copérnico razón con sus modelos heliocéntricos?

    Copérnico se había dado cuenta del problema que su teoría podría tener con la Iglesia y prácticamente publicó su obra “De Revolutionibus orbium coeestium” (sobre el movimiento de las esferas celestes) desde el lecho de muerte, después de tenerla terminada unos cuantos años antes. A Galileo, en cambio, le quedaba vida suficiente para experimentar lo que es ir a contracorriente tanto en ciencia como en sociedad. En fin, no me extiendo más que me estoy pasando en el modo “niño Cesta y Puntos” :)

    Esta es otra colección de telescopios, aquí ya se ven algunos telescopios reflectores (los que parecen estar huecos), o sea que ya son posteriores a Newton:

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    Aquí una instantánea del interior del museo. La tranquilidad es evidente:

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    Galileo, quién sinó:

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    Colección de telescopios “comerciales” de la época de Galileo:

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    En aquella época en Florencia era muy importante la ornamentación, motivo por el cual los telescopios se vendían no solo como objetos de observación sino también como objetos ciertamente decorativos. Por cierto, con unos prismáticos actuales de 15 aumentos, tales como unos 15x50 o incluso unos 10x50 de 200 Euros, se puede observar todo lo que observó Galileo mirando al cielo. Eso si, para observar el sol hay que ponerle a los prismáticos unos filtros solares: Mirar al sol a través de cualquier instrumento óptico sin protección garantiza cegera. De hecho Galileo murió prácticamente ciego.

    Finalizamos la visita al museo saliendo por la tienda. Tienen bastantes cosas y compramos un par de libros. La visita a este museo ha sido personalmente tanto o más satisfactoria que a los Uffizi, pero esto es una opinión muy personal. No puedo decir que el Museo de la Ciencia sea mejor museo que los Uffizi, pero organizativamente funciona bastante mejor.

    Salimos del museo y vamos dando un pequeño paseo hasta la Basílica de la Santa Croce. Uno de los primeros carteles que nos encontramos es este:

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    El día que tenemos previsto abandonar la ciudad comenzarían los campeonatos del mundo de ciclismo y el ayuntamiento ya tiene preparados los carteles de corte al tráfico. En cualquier caso, los carteles abundan. Veamos otro, el cual es bastante incongruente:

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    En todo el tiempo que llevamos en Italia hemos observado que las señales de tráfico son excesivas y tienden a sobreinformar al conductor. De hecho, vas con el coche a la velocidad establecida y lo habitual es que no te da tiempo a visualizarlas todas. Llegas por ejemplo a un cruce y puedes encontrarte con seis o siete señales apiladas verticalmente. Deben colocar las más importantes arriba, ya que no hemos tenido ni un solo problema en este sentido durante todo el viaje.

    Llegamos a la Santa Croce:

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    y nos la encontramos ya cerrada. Esto nos pasa por tomarnos las guías demasiado en serio. Nuestra guía del Lonely-Planet dice que la Santa Croce cierra a las 18:00 horas. Bueno, pues no. Cierra a las cinco de la tarde. Moraleja: Hay que tomar las guías de viaje con una pizca de sal, como a los navegadores.

    Tomamos algo en la Plaza y de vuelta al hotel. Nos arreglamos un poco como es costumbre y salimos dando un paseo a cenar hasta el restaurante. No recuerdo ahora el nombre pero si la dirección: Via Francesco Puccinotti, 2. Es un restaurante bien decorado y acogedor. Viene en la lista de restaurantes recomendados en Villa Antea y ni que decir tiene que nos presentamos. La camarera encantadora y el encaragado habla español. Pedimos un par de pizzas y dos ensaladas de frutas por aquello de comer sano.

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    Paseito de vuelta al hotel. Son apenas las nueve. Es noche cerrada y no hay un alma por la Via Puccinotti. Curiosamente te sientes completamente seguro caminando por la ciudad y ayudados por una temperatura agradable se nos hace un paseo muy placentero. Nos acostamos pronto, como siempre, que mañana toca de nuevo atacar la Toscana.
     
    Última modificación: 8/11/13
  17. Aristharcus

    Aristharcus Soloporschista

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    Jueves 19 de Septiembre: Bajo el sol de la Toscana (II)

    La visita a los museos ayer resultó en cierta paliza. Al igual que ocurre cuando hay tráfico denso mientras conducimos, el parar, arrancar, ver otro cuadro, arrancar de nuevo, hace que la cifra de “consumo” suba mucho. Es todo cuestión de energías: cuando estás parado tienes energía cinética cero y para arrancar no queda otra que consumir energía, a diferencia de cuando vas a velocidad constante donde te ayuda la inercia que has adquirido y por tanto el gasto es mucho menor.

    Por todo esto hoy toca ir de nuevo a descansar a las carreteras del Chianti, las de la Mille Miglia. La idea es ir de nuevo al Nuvolari, sentarse en la terraza, tomar un aperitivo, comer, beber algo de vino y disfrutar del sol de la Toscana un poco, que el tiempo por fin parece mejorar.

    Sacamos pues el C6 del jardín del hotel a la hora acostumbrada y rápidamente, tras sortear la zona residencial del exterior de Florencia nos ponemos rumbo sur por la carretera SR222. Pocos kilómetros más allá vemos un sitio de agroturismo (básicamente se trata de hoteles rurales con diversas actividades “lúdicas” incluidas la recolecta de la aceituna, para aquellos que deseen sentir el lado más artesano del campo) el cual parece tener cierta fotogenia:

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    Aquí tenéis la dirección web por aquello de referenciar mejor el viaje: Enlace

    Seguimos con el coche un poco más allá y alcanzamos enseguida el pueblecito de Greve in Chianti. Esta vez hay suerte y encontramos aparcamiento en plena Piazza Maggiore. Salimos del coche y tras andar unos pasos nos entra la duda de si pagar la plaza de aparcamiento o no. Después de todo, se trata de dar un pequeño paseo por el pueblo, de hacer una exploración rápida, ya que nuestro objetivo es “El Nuvolari”. Un guardia municipal nos quita la duda. No han pasado ni tres minutos y el guardia, el cual parece salido de la nada, ya nos ha puesto una multa. Como dice Fernando, un compañero del Foro, “este guardia es gilipollas”. Ahora ya está claro lo que vamos a hacer: llevarnos la multa de souvenir. No nos hubiera dado tiempo de ir hasta la máquina de pago de parking y volver al coche a poner el ticket. En fin, ahora que tenemos el coche “bien aparcado” ya podemos dedicarnos a visitar el pueblo. En esta foto se ve el ambiente de la plaza. Nuestro coche está algo más atrás de la furgoneta blanca, a la derecha:

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    Este es el ayuntamiento, ya con un sol de justicia:

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    Al igual que sucede en muchos pueblos de Castillla, en Greve in Chianti abundan los soportales para protegerse del calor del verano. Se ve enseguida que il cuore de la gente es rosso:

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    Abandonamos, como estaba previsto, Greve in Chianti, bastante rápido. Es todavía pronto para comer y tenemos ganas de coger sitio en el Nuvolari. Sin embargo, unos kilómetros más allá hay que detenerse ante la imagen pura de disfrute que se nos presenta. La foto que viene a continuación podría ser de portada de un libro acerca de cómo disfrutar la Toscana en un clásico, un verdadero viaje racing:

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    Son de esos momentos en los que de nuevo piensas que te gustaría haber traído el Porsche, y saludas con envidia, insana, por supuesto, a los ingleses que se han vendido hasta la Toscana para disfrutar de sus coches:

    “Lovely car. Can I take a picture?”
    “Thanks, yes of course”

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    No me digáis que no os hubiera apetecido “estar ahí”. Vale, pongo otra foto en la que se puede ver mejor el estado de concurso de uno de los coches (creo que es un Triumph, pero no lo recuerdo):

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    Seguimos nuestra ruta mientras el hambre empieza a señalar que ya es hora de ir pensando en comer. Llegamos al Nuvolari y nuestra sonrisa se torna en decepción, el Nuvolari está cerrado por día de descanso. No sé jurar en Toscano, pero para paliar el desconocimiento, viene bien hacerlo en el idioma propio. Qué lástima. Bueno, ya encontraremos otro. Seguimos carretera hacia delante y no muchos más kilómetros allá nos encontramos otra casa rural parecida. Aparcamos. Hay gente en la terraza. Esto pinta bien … pues no, no pinta bien. La gente en la terraza son los dueños. Están de celebración familiar y el sitio está “chiuso”. Media vuelta bajo el fuerte calor del sol de Septiembre de la Toscana (que será esto a finales de Julio, me pregunto) y a seguir buscando.

    Llegamos a otro pueblo. Hay restaurantes, pero entre pitos y flautas ya son más de la una y media y todas las terrazas están a rebosar de gente. Otro paseíto bajo el sol de la Toscana para terminar subiendo de nuevo al coche, ahora ya en modo de peregrinación y búsqueda de un sitio donde comer. Unos cuantos kilómetros más allá divisamos un cartel de desviación a un sitio donde pone “Tienda de vinos. Comidas”. Tomamos la desviación. La carretera empeora ostensiblemente. La carretera se termina. Otro cartel de desviación. Carretera empinada, sin asfalto y con profundos baches. “Lo que haga falta”, pienso, y activo el control de altura del coche. Esto creo que les sonará a los que tienen un Cayenne con suspensión neumática: La suspensión del C6 es bastante sofisticada, con cuatro posiciones de reglaje manual en altura: Una, la más baja, la de garaje, la normal, otra más alta con la que se puede circular hasta 40 km/h y una última “extra-alta” con la que solo se puede circular hasta un máximo de 10 km/h, útil para vadear charcos profundos y necesaria para poner la rueda de repuesto. Hay una posición más, pero esta es automática: El coche baja 10mm cuando vas a velocidad de crucero por autopista cuando la autopista es de buena calidad. Por cierto, la versión de la suspensión “Hydractiva” (que así se llama) de este coche es la más sofisticada de la historia de Citroen. Tiene modo “normal” y modo “sport” (el cual hace que exista menos balanceo en la carrocería y poco más). Lo interesante está en el modo “normal”, el cual tiene dieciséis configuraciones automáticas de dureza en función de la velocidad, el estado de la carretera y de los valores que suministran los acelerómetros a la centralita encargada de gestionar todo el sistema. Bajo circunstancias normales esto hace al coche enormemente cómodo, pero si vas a buena velocidad por autovía y el asfalto está roto o se encuentran baches, la suspensión se vuelve bastante dura. Será en aras de la seguridad, pero hubiera preferido en ocasiones una suspensión más “tonta”, como la de la generación anterior.

    Con la primera altura de suspensión seleccionada subimos lentamente hasta el parking, también sin asfaltar, faltaría más. Afortunadamente parece que se nubla un poco:

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    El sitio se llama “Le Carrozze”, pero no me preguntéis donde queda. Estamos absolutamente perdidos en el medio de la Toscana, cosa que pro otra parte es lo que andábamos buscando:

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    No comemos mal, pero no está este sitio a la altura del Nuvolari. Por el viento fresquito que corre en los momentos en los que se nubla el sol estaremos a unos 800 metros de altura. El personal es atento, pero el sitio tiene pinta de haber sido inaugurado recientemente, con cosas que tal vez estén aún por inaugurar. En todo caso, esto de perderse por las carreteras toscanas es algo que recomiendo a todo el que quiera disfrutar de un paisaje extraordinario y de una sensación de tranquilidad maravillosa.

    Tomamos el café, hacemos relax en la terraza y decidimos irnos de vuelta a Florencia con un objetivo muy bien definido: Ver como el atardecer influye en la percepción de la Catedral como edificio y ver como va cambiando la luz, especialmente en su fachada principal. Como casi todas las catedrales del mundo la fachada principal está orientada hacia el Oeste, es decir, a poniente. Es lo único malo de la catedral por la mañana: su fachada principal está en sombra hasta bien pasado el mediodía.

    Desandamos lo andado por carretera, nos arreglamos un poco en el hotel y taxi hasta el centro. Llegamos con algo más de media hora de antelación, así que a las siete menos veinte de la tarde nos sentamos en la terraza del Scudieri, otro café clásico de Florencia, abierto al público en el tormentoso año de 1939 donde disfrutamos de un exquisito “gelato”. Que porqué se la hora con tanta exactitud? Pues porque el que está sentado con la que parece su mujer en la mesa de al lado tiene en su muñeca un reloj que marca las nueve menos cuarto y está cenando. Ruso, claro. De donde sino?

    Terminamos el disfrute en la terraza del Scudieri y nos encaminamos hasta la Catedral, a dos pasos. Hay alguna nube en el cielo que a veces tapa el Sol, pero cuando empiezan las tonalidades anaranjadas nada nos entorpece la vista. Aquí está la secuencia de fotos:

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    Los tonos anaranjados son aún más palpables en la cúpula:

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    Esta es una instantánea tomada en lo que los anglosajones llaman el “Twilight”, momento mágico en el que el cielo es de azul cobalto y las luces de una ciudad ya están encendidas. Probablemente es el mejor momento para hacer fotografía nocturna:

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    Ahora ya es noche cerrada. Los colores de la catedral parecen, y son, diferentes con la luz artificial:

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    la última foto:

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    Nos metemos por la calle que va a Piazza Signoria para ir a cenar a la Plaza de la República:

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    Otra más. A estas horas el número de turistas baja, pero todavía las calles están llenas de animación:

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    Cenamos en la terraza del Gilli, el que es probablemente el mejor y más emblemático café de Florencia:

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    Otra foto del local:

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    Terminamos la cena. Recuerdo que cenamos bien, el Gilli no defrauda. Caminamos hacia la parada de taxis de la plaza y hacemos la última foto del día donde un músico ameniza con jazz la terraza:

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    Mañana es nuestro último día en la ciudad. Todavía nos queda algo de energía e intentaremos cumplir todos y cada uno de los objetivos marcados en nuestro programa de viaje.
     
  18. Porchon

    Porchon Gran Experto Porschista

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    Fantástico Luís. :Thumb:
    Me quedaré por aquí esperando la siguiente entrega. :Silbar:
     
  19. buey103

    buey103 Senior

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    Muy original esas referencias del mejor "par-motor" a los 40 y lo del consumo energetico de las paradas y arranque en el museo....me recuerdan las clases de fisiologia general.
     
  20. Aristharcus

    Aristharcus Soloporschista

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    Gracias Isaac, ya queda menos para el final del viaje :Thumb:

    El Gayton anda por alguna de las estanterías de casa :D